La primera puede producirse por una enfermedad pasajera, depresión, ansiedad, efectos secundarios de un fármaco o durante un postoperatorio.... En este caso, una vez superada la causa que produce la falta de apetito, la situación vuelve a la normalidad por sí sola.
Cuando los ancianos reducen cada vez más su ingesta de alimentos de una forma persistente no asociada a factores externos, existe un riesgo de malnutrición y de carencias nutritivas.La disminución de la ingesta de alimentos puede provoca pérdida de peso, eleva el riesgo de malnutrición y de infecciones, así como otras alteraciones.
Con una buena dosis de paciencia y teniendo en cuenta sus circunstancias debemos inducirles a comer las cantidades necesarias para mantener su salud.
Lo primero que debemos tener presente es que las personas mayores con poco apetito se mostrarán más dispuestas a tomar pequeñas cantidades de alimento repartidas en 5 o más tomas a lo largo del día.
Fraccionando las ingestas e incluyendo en su dieta alimentos fáciles de masticar y muy nutritivos prevenimos la saciedad precoz y nos aseguramos de que se ingieren los nutrientes necesarios.
1. Prestar atención a sus preferencias
2. Incluir alimentos variados en nutrientes
3. Evitar alimentos poco energéticos
4. Elaborar una dieta variada
5. Limitar la fibra y los líquidos
Para prevenir la pérdida de apetito en las personas mayores se deben evitar los alimentos muy calientes. Los alimentos templados sacian menos y se toleran mejor.
Por otra parte, caminar a diario y hacer ejercicios suaves ayuda a estimular el apetito.
Por otra parte, caminar a diario y hacer ejercicios suaves ayuda a estimular el apetito.
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