En la planta baja del Museo Británico de Londres hay una sala que contiene un curioso montaje que pretende representar los eventos de carácter médico del británico medio del siglo XX cradle to grave, desde la cuna hasta la tumba. Para ello recoge el historial médico de un hombre y una mujer elegidos de manera caprichosa, sobre los que, a través de documentos, papeles de analíticas, recetas, fotografías y objetos diversos, se muestra una biografía de acontecimientos médicos más o menos graves y más o menos comunes a cualquiera de nosotros. El hombre, hipertenso, murió a los setenta y seis años a causa de una hemorragia cerebral, después de haber dejado de fumar a los sesenta y seis tras una neumonía. Durante los últimos diez años tomó tantas pastillas como en toda su vida anterior. La mujer murió a los ochenta y dos años, sufrió un cáncer de mama del que fue tratada con éxito y, al final de su vida, desarrolló una diabetes y una artritis aunque, en general, gozó de buena salud. Además de ser tratada de estas enfermedades, tomó píldoras anticonceptivas durante buena parte de su vida fértil y fue objeto de tratamiento hormonal sustitutivo durante la menopausia.
Aunque probablemente por latitud, forma de vida o circunstancias históricas, sus biografías médicas no son extrapolables a lo que se representa en Cradle to grave, ello sí que me hace pensar en la multitud de británicos cuyos “pastilleros” ocuparían muchísimo más que diez metros de vitrina, quizá veinte, treinta o cincuenta.
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