- Pulso irregular o rápido, junto a una sensación de pálpitos “diferentes” en los latidos cardíacos.
- Dificultad para respirar en varios momentos del día.
- Fatiga y debilidad.
- Tos
- Hinchazón en los pies y los tobillos.
- Aumento de peso repentino.
- Pérdida de apetito.